des/territorialización del espacio
Las coordenadas de un suceso expresan características puntuales de un momento en particular, logrando sólo una representación circunstancial de unidad. El congreso, de periodicidad anual, circunscribirá su espacio en una fecha específica, en un territorio determinado aún cuando sea, como muchos eventos itinerantes, una unidad sin territorio, donde los sucesos acontecen desconectados del suelo donde coinciden. Pero ese espacio se constituye a través de interacciones, no sólo las consideradas en los lineamientos programáticos sino también –y sobretodo- de aquellas que se viven en sus márgenes. Es en esa esfera de posibilidades de coexistencia de distintas trayectorias en devenir donde la excusa es una mera anécdota que permite la coincidencia de nosotros con algún lugar.
Este año, el epicentro de la excusa será la Universidad de Concepción, recinto privado donde los organizadores del evento cancelan onerosos aranceles para asegurar su pertenencia. La Universidad de Concepción recibe su creativo nombre en homenaje al territorio que la rodea: Concepción. Concepción es un poblado chileno con aspiraciones urbanas, caracterizado por la carencia de postales representativas y el mal gusto en la elección de sus autoridades; inverosímil, pues está emplazado en uno de los territorios de mayor biodiversidad del tercer planeta. Para controlar y someter la complejidad del ecosistema de la zona, desde lo alto se han diseñado distintas tácticas y estrategias, incrustando dispositivos como pino insigne, eucaliptos, pesca de arrastre o fuerzas especiales de carabineros de chile. Concepción, a su vez, es otro dispositivo inscrito en este territorio, una región cuyos límites geográficos no retratan la complejidad atravesada por una multiplicidad de sucesos en interacción. Y a todos ellos nos sentimos vinculados, aún cuando no sepamos muy bien qué significa lo múltiple ni mucho menos la magnitud de lo complejo.
El espacio-tiempo del congreso de estudiantes se presenta de manera muy particular, atravesado por una serie de temporalidades visibles que cartografían lo social en nuestro actual país-ciudad. La primera temporalidad que atravieza, son los sucesos del pasado 27 de Febrero en las diversas ciudades de chile. El terremoto y el maremoto. Concepción nos congrega. Concepción a la vez inmersa en la Región del Bío Bío. La Región del Bío Bío a su vez posee una escisión. Escisión geográfica, visible por los satélites espaciales. Escisión llamada Río Bío Bío. El Río Bío Bío como escisión, que cartografía la región misma, que además es una escisión social e histórica. El Río Bío Bío como frontera territorial entre mapuches y españoles. Actual escisión, ya no sólo geográfica y territorial, sino además política y jurídica. Los territorios aún son reclamados, pero no sólo los territorios, las dignidades y tradiciones también, siglos después la escisión persiste. Los oropeles españoles cambiaron, los fuertes han cambiado también, además se perfeccionaron y se encubrieron de juridicidades, resquicios legales, tecnocracias y burocracias. Discursos públicos pomposos y ramplones sobre reconciliación e integración; otros, en la oscuridad de las celdas, acusados de terrorismo. Las violencias sólo han cambiado sus oropeles. Ley antiterrorista que convoca a otra temporalidad, la de la asimilación misma del tinglado constitucional de la dictadura asumida con promesas de alegría durante los últimos veinte años de la historia nacional que ¿termina? con la derecha en el aparato estatal. ¿Escisión? consenso, trueque entre dos facciones programadas a finales de los ochenta para dar molde al paraíso neoliberal, bien estudiado e implementado por los ponticuicos becados en chicago. Así es, derecha e izquierda se confunden, se amalgaman, había que concertar dicen... ¿concertar a quién?. Pinochet es un fantasma, pero como todo fantasma sus grilletes suenan en las realidades y en las cotidianeidades, a pesar de que a este fantasma jamás los grilletes le fueron puestos. Ahora, los grilletes son otros, y puestos a otros. Los tapujos y las perversiones del orden de lo público y de lo privado se esparcen a través de las mentiras sociales impulsadas y promovidas por las cárceles actuales de la sociedad chilena; los colegios, con número y sin número clasificando y etiquetando cuerpos a un lugar dentro del entramado social; las fábricas y empresas del capitalismo global, que aceleran sus producciones con la consecuente explotación y extenuación de los cuerpos al tener la sonrisa y genuflexión complaciente del progresismo liberal chileno. Las ambiciones se expanden, amparados en parte en una ideología del consumo que abre las expectativas y las cuentas corrientes empresariales, pero ya no es sólo con los cuerpos del espacio chileno, sino con la explotación e intervención de los parajes naturales del territorio, la cual nos abre una tercera temporalidad, el acecho empresarial constante a los recursos naturales a través de la explotación de territorios de la naturaleza.
La amnesia social se plaga por todos los rincones, los más inhóspitos y los más reconocidos, pero no sólo es la amnesia generalizada, sino además la memoria nostálgica y melancólica, finalmente autocomplaciente de muchos para quienes el presente y el futuro solo tienen fundamento en base a los destellos de belleza del pasado. La memoria que busca resistir finalmente sucumbe a la complacencia. Eso y mucho más. Mucho más en doscientos años de existencia de este espacio que alguien llamó chile. Doscientos años que desencadenan una cuarta temporalidad que nos convoca, [de pié] la celebración del bicentenario de la patria [sentarse]. Celebración de la escisión de la oligarquía respecto a la corona española. Nueva pomposidad patriótica aplaudida y celebrada por los discursos públicos de políticos quienes explicitan su inmenso amor y su máxima entrega a su país; por los medios de comunicación que ensalzan el tricolor por doquier; por publicistas empeñados en demostrarnos lo hermoso del lugar en que vivimos; y de un sector de las ciencias sociales que nos proponen desafíos y metas a cumplir como ciudadanos comprometidos.
Escisiones. Escisiones bicentenarias. Escisiones invisibilizadas por unos, visibilizadas por otros. Minorizadas por unos, agudizadas por otros. Ornamentadas por unos, agujereadas por otros. Doscientos años de mentiras sociales. Bicentenario que termina con la derecha política dentro del poder estatal, formalidad que sincera lo que se encubría en el tinglado binominal y en la falacia de la alternancia, configurando sus interacciones e intereses público/privado, heredera natural del orden portaliano, de la institucionalidad autoritaria del tirano analfabeto y de los conspiracionistas de chicago.
dañar lo performático
El objetivo perseguido no resulta novedoso por las actividades propuestas. La apuesta está en sincerar el objetivo. No queremos camuflar lo que realmente nos convoca, revistiendo de formalidad aquellas prácticas que efectivamente realizamos. Experimentamos nuestro aprendizaje universitario más profundo en la informalidad, fuera de las aulas. De igual manera, quienes llegamos a los congresos, lo hacemos con la expectativa de re/conocer ciudades, compañeras y compañeros de carrera; de hablar, escuchar, fumar, carretear, fornicar. Cada individualidad –condenada de por vida a su unicidad- desea ejercer un andar libre y sin restricciones por los lugares que los recintos disponen, amparados en la excusa del congreso. No nos interesa que la excusa restrinja ese andar. Pretendemos articular espacios adyacentes de interacción –sin desmedro de las inventivas de los participantes- con lo cual el congreso no sólo se limite a ser medio de sesudez intelectual.
Vínculos Comunitarios
Consideramos urgente asumir la necesidad de desbordar las murallas invisibles de la universidad. Nuestros esfuerzos se deben orientar a permear esa frontera integrando/nos a esas realidades externas a la academia, ya sea abriendo la convocatoria a nuestro espacio o migrando del mismo. Más aún en el contexto del terremoto/maremoto que remeció al territorio, eso sí, sin caer en el turismo y espectacularización social de la situación que asola a la región. Necesitamos conocer, pretendemos aportar. Necesitamos contactarnos, pretendemos vincularnos.
Candolazo Antipoético/Tocata/Fiesta
Las candolas, las tocatas, las fiestas, son una distensión de los cuerpos deseantes a incitaciones musicales, poéticas, adrenalínicas, alucinógenas, orgíasticas, conspirativas, seductivas. Invitación a la conversación, al baile, intercambio de informaciones, opiniones y fluidos. Interacciones resistidas, reprimidas y perseguidas por las estrategias disciplinantes de las universidades, pero insistentemente recurrentes en nuestra vida estudiantil. Lo lúdico del rito, potencia innegable y necesaria, es un espacio de reconciliación entre el cuerpo y el placer. Al final de la jornada, cuando ya no es requisito la excusa, le damos sentido al acto de congregarnos, en todos los sentidos posibles.
Talleres/Juegos
Espacios de re/conocimiento de nuestra corporalidad mediante distintas prácticas artísticas y culturales que no tienen cabida en la disciplina, herejías en la sociología interrelacionando las individualidades. Como distensión, como relajación, pero también como potenciación en la creación. Y jugar, para los sensibles a la endorfina, para fomentar la interacción entre las distintas delegaciones presentes mediante la competencia. No de intelectos, al fin.
Espacios de Coordinación
La espontaneidad y las fugas son inevitables y necesarias, escapan a cualquier carácter performático explicitado en un documento como éste. Aún así la tentación e incitación de promover espacios de coordinación también es inevitable. Coordinaciones interlocales, interregionales, intergalácticas, intersubjetivas, interdemilán, que surjan de los individuos/colectivos desde sus propios intereses, medios y necesidades. Se extiende por ende la invitación a todos quienes les interese, como por ejemplo organizaciones estudiantiles, colectivos, sindicatos, juntas de vecinos, etc.
Grupos de trabajo/Debates/Tertulias
Últimamente los massmedia intentan persuadirnos que las “redes sociales” son algo que ocurre en un espacio virtual y reproducen con fascinación los debates que se expresan en cientocuarenta letras. Aspiramos entonces a deslegitimar esa paradoja proponiendo disponer de espacios donde la circulación de ideas vuelva a ser una experiencia carnal. Carnalidad que fricciona los cuerpos, pero también los seduce, los envuelve. Carnalidad ritual, no virtual. La posibilidad de tertulias/grupos de trabajo/debates flexibles, sin la rigidez estresante de la academia, incita a dicha carnalidad, carnalidad despojada de verticalidades, provocadora de horizontalidades en el intercambio no solo de conocimientos y saberes, sino además de experiencias y vivencias. La apuesta es convocar a diversos individuos/colectivos a esta instancia para intentar generar una vinculación mayor con el mundo que sucede fuera de las murallas de la academia. Individuos/colectivos estudiantiles, docentes, investigadores y la comunidad envueltos en un mismo espacio-tiempo, dispuestos a hablar, escuchar, interrumpir, criticar, preguntar, reír. La reproducción del formato académico exposiciónilustrada/audienciapasiva/preguntasfinales nos llevaría a seguir construyendo la estructura que queremos dañar. He ahí la idea de esforzarse por impregnar a nuestras actividades estudiantiles del placer de la conversación informal, de debatir sin temores, intercambiar conocimientos y coordinar acciones.
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Perspectivas
Asumiendo todo esto, nuestra propuesta apunta a dotar de sentido al acto de congregarse conforme a nuestra experiencia estudiantil, es decir, abordando aquellos espacios y tiempos que no se restringen a la construcción de lo académico.
El evento es, ante todo, una posibilidad. Constituye un hecho donde nuestras decisiones serán ejecutadas y nuestras propuestas abordadas. Por tanto asumimos la responsabilidad de disponer de un breve tiempo para manipular, bajo nuestros criterios, el formato académico que tanto nos jactamos repudiar. Es allí donde aspiramos innovar en las dinámicas a modo de desbordar nuestra experiencia universitaria. Por ello es que nuestros esfuerzos conducirán a fomentar vínculos comunitarios entre los estudiantes participantes y la comunidad presente.
La resistencia a la estructura, su evidencia a dañarla, no supone necesariamente su destrucción, su colapso o erosión, empero, desencadena en su intento miles de fragmentos de subversión. Es cierto, nos importan los efectos que podemos provocar en la realidad...por esos fragmentos apostamos…